29 May EL VIAJE DE NUESTRA VIDA, TAHITÍ
Tahití, el viaje de nuestra vida. Emprendemos el viaje que todo surfista ha imaginado al menos una vez en la vida. Es decir, Tahití con los amigos, conocer la cultura polinesia, explorar islas aisladas paradisíacas en velero para buscar olas vírgenes y surfear en aguas calientes rodeados de una flora abundante y de una fauna acuática preservada como pocas.
Todo ello acompañado de Tim McKenna @timmckenna, Greg Rabejac @greg.rabejac y Pierre Frechou @la.frech, fotógrafos y cámaras que no necesitan presentación, que tendrán la difícil tarea de inmortalizar lo que sin duda serán nuestros mejores momentos como surfistas.
Llegamos a Tahití
En el momento en el que empieza uno de los sucesos más oscuros de la historia: el conflicto entre Rusia y Ucrania. Nos ha hecho sentir muy incómodos seguir estas noticias tan dramáticas en las escalas aéreas. Mientras que nosotros, unos surfistas egoístas y privilegiados, vivíamos un sueño hecho realidad.
Es la 1 de la madrugada cuando recuperamos los vehículos y nos dirigimos a la península, al pueblo de Teahupo’o. Nos alojamos en Casa de un hijo de Teahupo’p, Tahurai Henry. Tahurai es un niño ya grande de 31 años y padre de familia que ha abierto, junto a su esposa Hinatea, un alojamiento en el corazón mismo del pueblo, rodeado de vegetación. Aquí, cuando la ola de delante de su casa se levanta, Tahurai recibe a los mejores surfistas del mundo. John John y Nathan Florence, Koa Rothman, todos dejan sus derivas en su casa. No es de extrañar cuando uno ve este lugar y se toma el tiempo de conocer al anfitrión.
Tahurai ha sido profesional del bodyboard cuando era adolescente y es hoy en día uno de los surfistas más respetados de la zona. De hecho, es el portavoz oficial de Polinesia en París 2024. Sus antepasados llegaron desde Aitutaki (islas Cook) hasta Teahupo’o por vía marítima, en canoa con vela.
Es un tahitiano divertido, entrañable, amante de la isla y del pueblo, con sumo interés en mostrar la riqueza de su cultura y compartir alguna sesión de su ola. De hecho, tenemos mucha suerte el día de nuestra llegada, porque han anunciado olas orientadas muy al sur de 1,60 m de altura y 15 segundos de periodo. No nos encontramos con un Teahupo’o desagradable ni con ningún west bowl, unas condiciones que pueden ser delicadas si conoces la naturaleza del spot, pero son ideales si surfeas esta ola por primera vez, como es el caso de prácticamente todo nuestro grupo.
Nos acompañan 5 watermen del equipo OXBOW, que además de ir en busca de maná, quieren conocer el origen de los deportes de deslizamiento que practican. Entre ellos están Jérémy y Ludovic Teulade, dos hermanos del mundo del Paddle Surf que han subido a lo alto de los podios europeos y que han participado en varias ocasiones en el Waterman Tahiti Tour. También nos acompaña Pierre Lopez, nadador, practicante de bodysurfing y del prone paddleboard, socorrista en Lacanau Ocean en verano y enfermero el resto del año. Cuando le queda algo de tiempo libre es buceador voluntario en la unidad Dragon 33.
También contamos con Mathieu Crépel, una leyenda del snowboard que además es un surfista que se ha atrevido con la ola de Jaws y Belharra. Además, está involucrado con la comunidad porque es cofundador junto a su padre de la asociación Water Family. Por último, Ludovic Dulou, el veterano de nuestro grupo y mentor de Pierre, es socorrista en el mar y un waterman experimentado, campeón mundial en prone paddleboard que ha participado en 7 ocasiones la Molakai2Oahu y es uno de los pioneros del surf foil en Europa. Hace 30 años que descubrió las islas de Tahití y vive este viaje como una auténtica vuelta a los orígenes.
«Para mí, este viaje es una celebración y un homenaje a la cultura polinesia porque he construido mi carrera gracias a ellos. Le debo a los polinesios mivisión acerca de estos deportes y mivínculo con los demás y con los elementos».
Durante nuestro viaje hemos conocido a varios polinesios que han compartido con nosotros su manera de ver los deportes de deslizamiento. Aquí hay mucho más que surf. De hecho, para ellos la palabra «surf»es el acto de deslizarse sobre la ola, sin importar el soporte.
Puatea Ellis, la waterwoman más conocida de Tahití, se ríe cuando le preguntamos si el prone paddleboard le ayuda a mejorar su surf. «Cuando coges una ola con el prone también es surfear. No hago separación entre las diferentes tablas».
Hira Teriinatoofa, entrenador de la preparación olímpica de la Federación Francesa de Surf, lleva apenas 5 años practicando el prone y nos asegura que le ha ayudado a mejorar la lectura de la ola y a mejorar como surfista.Una gran lección que nos deja el bicampeón mundial ISA, que considera que sigue mejorando a sus 43 años por el simple hecho de ampliar los soportes de deslizamiento. Pasar el mayor tiempo posible en el agua, independientemente de las condiciones. Este es el secreto de los polinesios.
Disciplina de Prone Paddleboard
Para nosotros, como occidentales, son ellos mismos la definición de «waterman». Para Mathieu Crépel «el término waterman es solo una etiqueta que hemos puesto a un estilo de vida: el de los polinesios». Algo parecido nos cuenta Tahurai Henry: «Es un estilo de vida. Es algo que está frente a ti, que te llama». Este «algo» es el océano, que está omnipresente en sus vidas. Navegar como medio de transporte, pescar para alimentarse, nadar para hacer ejercicio y surfear para divertirse. El concepto «placer» es muy importante para ellos. Ludo Dulou ha podido experimentarlo: «No están en lucha con el océano. Están en armonía con él. Disfrutan o rinden homenaje a la ola». ¿Será esto el famoso maná?
Definición de Maná
Cuando se les pregunta por la definición de maná las respuestas son dispares. Esto demuestra la dificultad para describir esta fuerza misteriosa. Para muchos es una energía que uno siente al estar en contacto con la naturaleza. En el agua, cuando coges una ola que has esperado pacientemente todo el día. O también en tierra firme, cuando te pierdes en las montañas y en la exuberante selva. Estar en conexión con los elementos en un momento dado. Tomarse el tiempo para escuchar lo que la naturaleza nos puede hacer sentir en lo más profundo de nuestro ser. Para muchos otros polinesios esta energía emana de los antepasados.
La historia de Panua
Uno de ellos es Punua, de unos sesenta años, que vive en las islas Tuamotu. Cuando tenía 12 años, intentó cruzar en canoa con vela una distancia de aproximadamente 15 millas (30 kilómetros). Sin éxito, decidió volver a intentarlo por la noche y dejarse guiar por las estrellas. Esta vez sí lo consiguió, aunque su padre le regañó por ello… Punua ha participado en la famosa expedición entre Tahití y Hawái a borde del Hōkūleʻa (el mismo barco en el cual desapareció en el mar Eddie Aikau vio en 1978). También ha sido capitán del O’Tahiti Nui Freedom, donde ha navegado durante 107 días entre Tahití y China.
Sus ancestros, hombres y mujeres marinos, pescadores, agricultores y guerreros, partieron hace más de 6000 años del continente chino. Salieron en canoas polinesias y poblaron las islas Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Salomón, Vanuatu, Fidji, Tonga, Islas Cook y la Polinesia Francesa, entre otras. Los polinesios son un pueblo de navegantes que consiguieron poblar islas perdidas en la inmensidad del Pacífico sin instrumentos de navegación simplemente observaban el océano que les rodea.
Siempre atentos a un cambio de corriente, a la temperatura, a la dirección del viento y de las nubes, a los pájaros y también a las estrellas. Pocos surfistas lo sabrán, pero posiblemente el shaka se originó aquí. El shaka es la posición de los dedos de la mano que sirve para estimar la hora del día a partir de la distancia entre el horizonte y el sol. El tiempo es un factor indispensable para calcular la posición en el mar. Punua siente el maná a través de la naturaleza, que ha observado con detalle toda su vida, y también a través de sus antepasados.
Las Olas
Tenemos suerte porque las olas se presentan una tras otra e incluso algunas de ellas llegan del sur, todo un lujo. El resto llegan del norte, muy habitual en esta época del año. Navegamos por diferentes atolones en busca de la ola aislada perfecta. Al llegar tenemos unas olas de derechas increíbles con series de entre 2 y 2,5 metros. Como todas las olas de arrecifes, cada error se paga caro…
Las previsiones de olas fueron acertadas por lo que somos muchos los que nos acercamos a ese spot. En el agua somos una veintena de surfistas y entre ellos están Coco Ho, Joan Duru, Maud Lecar, algunos locales y tahitianos como Gilbert Teave. Este último es un chico de 16 años al que muchos consideran la futura estrella de la Polinesia. Gilbert nos ha hecho una demostración de deslizamiento y de diversión con un twin de espuma sin ni siquiera usar las aletas porque las había perdido en el agua…
¡También hay unos chicos de Biarritz y de Hossegor que conocemos! Hemos recorrido el mundo entero y navegado hasta este atolón para terminar encontrándonos con estos chicos de nuestra costa… Está claro que este no era el sueño que teníamos en mente.
¿Sigue siendo posible en el año 2022 surfear una ola perfecta estando totalmente solo en un lugar paradisiaco?
Tenemos nuestras dudas. Pero nuestras ganas de evadirnos y de explorar tienen su recompensa. Tras unas horas más de navegación, hemos terminado encontrando en otra isla una increíble ola de izquierdas. Cinco amigos compartiendo una fantástica ola en un paisaje de revista. La naturaleza nos mima y lo sentimos plenamente. Sin duda, es el maná.
*Texto por Corentin “Coco” Lauret
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