28 Jul EL SURF SALADO Y EL SURF EN AGUA DULCE ¿CON CUÁL TE QUEDAS?
Todos tenemos claro dónde nace el surfing, pero sus orígenes salados han derivado a lo largo del tiempo y hoy en día se pueden encontrar surfistas de gran nivel exclusivamente de agua dulce… Ríos, lagos y las piscinas de olas, que han dado la vuelta al mundo convirtiéndose en un verdadero fenómeno viral, son los principales spots de estos surfistas. Entramos a analizar sus breaks y las condiciones en las que surfean para decidir con cual nos quedaríamos.
Si piensas en el surfing, piensas en el mar, en la arena de la playa, en las rocas de los arrecifes, en las olas tubulares rompiendo sobre estos e inevitablemente, en la sal. ¿Qué surfista no conoce el olor de la sal marina? ¿Qué surfista no ha notado su cuerpo lleno de sal después de un baño?… ¿Qué surfista no ha surfeado en el mar?
Naturalmente, no vamos a abordar en el origen del surf desde el punto de vista de hoy porque está más que claro que el primer surf fue el salado y que esto ha desarrollado que la inmensa mayoría de los deportistas que practican este deporte lo hagan en el mar. Sin embargo, es inevitable recibir vía Internet vídeos de surfistas en lagos, en ríos y por supuesto y en primer lugar, en las benditas piscinas de olas. Todos estos entornos no salados han demostrado que no tienen nada que envidiar al océano en el que se juntan. Sus olas pueden llegar a ser rápidas o lentas, interminables o de corto recorrido, tubulares o suaves, estáticas o con movimiento…. La gran variedad de condiciones que ofrecen estos sitios merecen un vistazo atento.
Piscina de olas.
Para iniciar la discusión primero me gustaría apartar al surf en lagos por dos principales motivos. El primero es que la manera en la que se forman sus olas es muy similar a la del mar y por ello no necesita especial atención o resulta interesante comparar. Y el segundo de ellos viene en relación al primero, y es que porque las olas se forman igual pero con marejadas de mucha menor calidad, las condiciones que desarrollan no son tan adecuadas como en el resto de los sitios no salados.
Dejando por tanto de lado ese aspecto, miramos hacia el surf en ríos. Tengo un buen amigo que una vez me explicó que al lado de su casa rompía una ola de río estática cuando este bajaba con fuerza. Tenía una técnica muy específica para entrar, coger la ola y quedarse justo en el sitio, y cuando fallase, salir sin incidentes. Me dijo que la había surfeado menos de diez veces pero que ir allí con un corcho y coger unas olas en el río era una sensación única… Como esta ola existen muchísimas por todo el mundo, yo diría que un número incalculable de ellas. Todo lo que necesitas es un caudal lo suficientemente fuerte como para que rompa contra una roca en el fondo del río y que esta este posicionada para crear una espuma con un poco de pared. Y ya está, ahí la tienes, a efectos prácticos, una ola interminable. La más famosa yo diría que, por el número de visitas en Youtube, se la lleva la ola de Munich en el río Eisbach. El otro día precisamente vi un vídeo de Mick Fanning surfeandola…
Surfeando en río. Mick Fanning en Munich.
Por otro lado y también en el mundo fluvial, tenemos las olas de cambio de marea que hacen que muy de vez en cuando y atendiendo estrictamente a los periodos lunares, los ríos que las reciben vean romper olas kilométricas en ocasiones de gran calidad. En Alaska o en el Amazonas, no importa, estos verdaderos fenómenos y espectáculos naturales pasan desapercibidos por la mayoría del mundo y tan solo afectan, en ocasiones gravemente, a las comunidades que la reciben de primera mano. El gran inconveniente que a priori se le puede poner a esta práctica es que tienes que cuadrarlo con una precisión suiza. Imagínate fallar o ver romper la ola que vas a poder surfear durante minutos y minutos… sería incluso hasta doloroso.
Además de estos dos tipos de olas, tenemos por supuesto todos los ríos que quedan expuestos a grandes marejadas en las costas en las que desembocan y que reciben olas que suben por río de manera significativa y que dependiendo de los fondos de la sedimentación, crean olas surfeables o no. Un ejemplo perfecto de esto es el río Urumea en Donostia. Tengo otro buen amigo que practica el Kayak surf y que me enseñó un vídeo de un colega suyo pillando una ola desde el Kursaal (desembocadura del río) hasta pasado la Universidad de Deusto (donde tengo la suerte de recibir mi educación universitaria). En total unos cinco minutos y pico de ola sin parar, aquí, como quien no quiere la cosa.
Pero si desde luego no era en los lagos donde mejores condiciones se podían encontrar, y tampoco en los ríos por su frecuencia… el humano llegó una vez más para inventar algo que cambiaría el surf de agua dulce y que posteriormente revolucionaría a la industria por completo; las piscinas de olas. No, no estamos hablando de los vídeos también virales de una piscina gigante con un trilló de asiáticos con flotadores haciendo una ola de humanos untados en crema solar. Estamos hablando de las piscinas de olas que permiten llevar el surf a lugares donde nunca antes podría haber llegado. De las benditas piscinas que parecen sacadas de los sueños más perfectos. Tubos, paredes ripeables, secciones para practicar lo cutbacks… todo tiene espacio en estas obras de arte de ingeniería que tantas mentes han hipnotizado.
Wavegarden Cove.
La competición organizada por Kelly Slater en su piscina el último mes rompió el Internet, en eso estamos todos de acuerdo. Pero ha sido, desde mi humilde punto de vista, el grupo de Wavegarden quienes han llevado el hilo conductor en el desarrollo de piscinas de olas. ¿Qué quedó de aquella izquierda de dos palmos y medio que veíamos destrozar a Medina hace un montón de años? Aquellos primeros vídeos de la izquierda siendo surfeada por surfistas como Owen Wright, Aritz Aramburu o Mick Fanning dieron la vuelta al mundo cuando todo aun parecía un sueño. ¿Olas perfectas en una piscina con un tío dándole al botón cuando quieras? Pues prácticamente sí. Poco a poco fueron desarrollando nuevos prototipos con sus correspondientes vídeos virales hasta llegar a la última versión, el Wavegarden Cove. Esta piscina es capaz de producir una gran variedad de olas y sobre todo y siendo su atributo más valioso; se pueden surfear olas consecutivamente con una frecuencia de segundos.
Estas piscinas han revolucionado la industria del surfing por completo dado que es la mejor vía que esta tiene esta para llegar a un público inalcanzable hasta ahora; los surfistas en costas con pocas olas o surfistas que habitan en el interior de la región. El surf competitivo también ha encontrado respuesta dulce.
Proyecto descartado de una ola artificial. JJOO Tokio 2020
Los surfistas profesionales que quieran entrenar cuando no hay olas, personas que no tengan tiempo para ir a la playa y les resulte más fácil ir a la piscina, personas que prefieren pagar y surfear olas perfectas solos… Es innegable que este fenómeno ha supuesto un antes y un después en el mundo del surf dulce, incluso en el mundo del surf en general. Las ventajas que ofrece frente al surfing tradicional deben ser contempladas porque con el número de personas que se ven influenciadas por el surf hoy en día, es deber de la industria saber atender a toda esta demanda haciendo un uso adecuado de las nuevas tecnologías y del desarrollo alcanzado.
El surf de agua dulce muestra unas características únicas y que pueden llegar a parecerse a las del surf en cuanto a la satisfacción que producen. Olas mágicas que cambian la percepción que uno tiene del deporte en unos segundos, o en unos minutos. Existen los surfistas de agua dulce que desean surfear en agua salada, y también los de agua salada que no pierden la oportunidad de surfear su ola secreta en un río cuando esta decide romper. Las piscinas de olas han llegado para cambiar el deporte y llevarlo a sitios y niveles desconocidos hasta ahora. Sería un poco contraproducente, habiendo realizado ya el estudio, comparar ambos tipos de surf de manera enfrentada.
Está claro que el surf en el mar no se puede simular de ninguna otra manera y que el surf en agua dulce se fundamenta en el primero. Pero en los tiempos en los que estamos, con un nivel de cambio sin precedentes históricos y sin señal aparente de frenada, hasta las prácticas más relacionadas con la naturaleza pueden encontrar alternativas que mejoren en definitiva el desarrollo del deporte y de las personas que lo practican.
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