05 Feb LUCES Y SOMBRAS DE LOS BIOPLÁSTICOS
En los últimos años, las industrias, los grupos de consumo y la sociedad en general han adquirido comportamientos pro-ambientales. Somos muchas las personas que, día tras día, vivimos siendo más conscientes de los problemas que tiene el medio ambiente y por ello tratamos de modificar nuestras actitudes y hábitos de consumo. Esto significa que, en todas las actividades, incluso en las del día a día, tenemos la intención de beneficiar la naturaleza o, por lo menos, de no perjudicarla.
Queremos protegerla, actuar de forma sostenible y lo más ecológica posible, pero… ¿realmente lo estamos consiguiendo?
Biodegradable vs compostable
Cuando vamos al supermercado o a hacer cualquier tipo de compra, ya no sólo miramos el producto. Nos fijamos en las etiquetas, en las materias primas utilizadas y en los materiales en los que viene envuelto el contenido. Nos interesa todo aquello que parece menos lesivo para el entorno, con el producto y con las personas que lo fabrican.
Para dar respuesta a esta nueva forma de consumir, consciente y respetuosa, aparecen productos que solucionan algunos de los problemas a los que nos enfrentamos a diario. Por ejemplo, el de los plásticos.
Así es como llega a comercios y grandes extensiones el bioplástico. Entendemos que con la etiqueta bio delante, cualquier cosa va a ser mejor para el planeta, pero debemos conocer qué significa esto realmente para saber cuáles son sus beneficios y no dejarnos engañar por el marketing verde.
Este nuevo componente se utiliza como alternativa a los plásticos convencionales derivados de combustibles fósiles y está cada vez más presente en embalajes para alimentos. Puede estar hecho con un contenido renovable (plantas y otros materiales) o combinado con otros basados en el petróleo, y seguro que lo has visto en algunas botellas de bebida, vasos de yogur, envasados de frutas o cubiertos desechables.
Eso significa que si yo utilizo algún objeto de esos y por una mala gestión termina en la naturaleza, ¿al poco tiempo va a desaparecer sin dejar rastro?
Depende del tipo de bioplástico, pero probablemente no. El término biodegradable que asociamos a los bioplásticos nos puede llevar a confusión, ya que casi todos los materiales lo son si les damos el tiempo necesario, que puede ser desde unas semanas o meses, hasta muchos cientos de años.
Que un plástico se considere biodegradable no significa que necesariamente vaya a ser compostable. De todas formas, lo sea o no, no puede ser arrojado a la naturaleza con la intención de que se convierta en compost para nuestras macetas o se descomponga.
Todavía no está solucionado
El compostaje es un proceso químico humano que sirve para acelerar la degradabilidad de los elementos y se produce en plantas de tratamiento de residuos. En ellas existen unas condiciones de temperatura, humedad y ventilación concretas que no corresponden con las que hay en el medio natural.
Por lo tanto, si estos materiales no son gestionados de una forma adecuada, seguirán durante mucho tiempo ensuciando los mares, llegarán a las playas, se desharán en microplásticos y serán alimento de muchos animales marinos.
Philippe Dewolfs, responsable del Departamento de Certificación de Vinçotte, una organización belga de inspección y certificación acreditada, afirmó:
“El PLA es un bioplástico que puede ser compostable en una instalación industrial, pero si se tira en el campo, dentro de 20 años seguirá ahí”.
Por lo tanto, y aunque todos estos nuevos materiales sean mejores porque tardan menos en desaparecer, el problema no está solucionado. Seguimos llenando nuestras papeleras con plásticos de un solo uso.
Además, tenemos que pensar en su origen. En la actualidad únicamente el 0,01% de la superficie de la tierra cultivable se utiliza para obtener las materias primas empleadas para los bioplásticos. La sustitución de todos los plásticos con bioplásticos requeriría el uso de un 7% de la tierra cultivable a nivel mundial, lo que implica una agricultura intensiva que incluye el uso de fertilizantes, pesticidas, un elevado consumo de agua y posiblemente plantas modificadas genéticamente, lo que resulta incompatible con una agricultura sostenible.
Reducimos la dependencia de recursos fósiles limitados, sí, pero continuamos produciendo residuos y disminuyendo las dimensiones de tierra fértil utilizada para la producción de alimentos. Entonces, ¿los plásticos de origen biológico son mejores para el medio ambiente? La ingeniera medioambiental Jenna Jambeck, que no lo tiene claro, afirma que “es una pregunta importante que depende de muchos factores”.
El marketing verde es el encargado de que creas que todo aquello que lleva una etiqueta bio o eco es mejor, sin preguntarte si realmente está producido de forma sostenible o respetuosa con el planeta. Es sorprendente, pero puedes llegar a comprar en las secciones “eco” de los supermercados frutas envasadas que vienen desde el otro lado del mundo, aun teniendo la misma fruta, de temporada, al lado, sólo que sin ese mismo sello.
Es el poder del green marketing, una de las mayores tendencias en los negocios modernos. Te muestra una oportunidad sostenible para el consumo y la producción basada en la protección y el aumento de los recursos naturales. Trata de situar los beneficios ambientales de los productos verdes en la mente de las personas que consumen para influir en su decisión de compra, y eso sólo está muy bien si tenemos la información adecuada y actuamos en consecuencia.
Por todo ello, debe tenerse en cuenta:
Si un objeto lleva el término biodegradable al lado, no necesariamente significa que es mejor. Piensa que puede deshacerse en pocos meses o en muchos cientos de años. Exige saber de qué material está hecho, en qué condiciones se biodegrada y si deja rastro. Además, sería interesante preguntar, ¿es compostable? Quizá puedas abonar tus macetas.
Muchos productos no necesitan ser envasados, ni siquiera por bioplásticos. ¿Para qué necesitas plátanos separados en bolsas de almidón? Se protegen con su propia cáscara y puedes guardarlos en bolsas reutilizables.
Que los envases de vidrio se pueden utilizar muchas veces y que se reciclan más fácilmente. Es preferible un líquido en botella de cristal que en brick, y lo mismo pasa con muchos otros alimentos. Hasta no hace mucho tiempo, era un material muy utilizado y todavía a día de hoy se le da el valor que merece en los bares, donde se preocupan de que no te lleves la botella porque será devuelta a quien distribuye las bebidas. Así que si puedes comprar vidrio, mejor, ya que estarás utilizando recipientes reutilizables y fácilmente reciclables.
En diferentes partes de España y del mundo se están llevando a cabo propuestas para eliminar los plásticos de un solo uso, como por ejemplo la creación de supermercados sin plástico o los sistemas de logística inversa, los cuales recogen algunos de los envases plásticos que previamente has comprado y te devuelven una parte del dinero.
Tenemos que aspirar a lograr una economía circular en la mayoría de los productos, aprovechando los recursos que ya tenemos y reduciendo de este modo el tamaño de los vertederos, las desigualdades sociales y nuestra ansia por consumir. Así que, si quieres saber más y buscas mejorar tu estilo de vida sostenible… rediseña, recupera y recicla, pero también:
¡Investiga! Probablemente encuentres tiendas que buscan hacer fácil y accesible la reducción de residuos en diferentes ámbitos (alimentación, higiene personal o limpieza) y que te ayuden a encontrar alternativas a los plásticos de un solo uso.
¡Reutiliza! Te sorprenderá la cantidad de objetos de usar y tirar que empleas en tu día a día y que puedes substituir por uno de varios usos. Desde las botellas de agua hasta los bastoncillos de los oídos.
¡Rechaza! Para que todo el mundo se entere de que no queremos plásticos innecesarios.
¡Repara! Si algo está un poco roto y lo puedes arreglar, no lo tires. Y si tú no sabes, pregunta. Seguro quealguien te puede echar una mano.
¡Reduce! A veces necesitamos parar, pensar y reducir esa gran cantidad de productos que consumimospara así disminuir la cantidad de residuos que generamos.
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