LAURA REVUELTA RECIBE LA ESTRELLA EN EL PASEO DE SOMO

El paseo de las estrellas del surf de Somo rinde homenaje a la figura de la mujer. Laura Revuelta ha sido la gran merecedora, por ser la primera mujer surfista de España.

El ‘Paseo de las Estrellas del Surf’ de Somo, luce desde el jueves pasado dos nuevas estrellas: una en honor de la surfista cántabra Laura Revuelta, estandarte del surf femenino como reconocida primera mujer surfista de España, y otra segunda dedicada a los Pioneros del Surf, precursores de este deporte a nivel regional y nacional.

Laura Revuelta, estandarte del surf femenino nacional

Laura Revuelta fue la primera en descubrir la estrella con su nombre, un reconocimiento en base a su aportación al deporte y la industria del surf, como estandarte del surf femenino nacional.

“Me siento abrumada por este reconocimiento. Aunque, realmente creo que esta estrella no es sólo para mí, sino también para Zalo Campa, con quien siempre he formado equipo”, admitía la homenajeada. “Me gustaría también compartir este homenaje con todas las mujeres que han sido pioneras en sus campos y que no han tenido la oportunidad de recibir un reconocimiento como yo ahora”.

Laura Revuelta tiene ahora 62 años. Empezó a surfear con 15 años en 1971, año en que se compró su primera tabla (le costó 3.500 pesetas). En 1977, fundó junto a su marido Zalo Campa la tienda Xpeedin’, la primera surfshop de Cantabria y una de las primeras de España.

A partir de ese momento, el surf se convirtió en su modo de vida. Subcampeona de España (en la primera edición del Campeonato de España Femenino de 1984), pionera como juez femenina de surf y coorganizadora de campeonatos, está considerada como la primera mujer surfista de España.

Laura Revuelta habla en exclusiva con Surfer Rule

Con motivo de su pionero papel en el mundo femenino del surf, desde Surfer Rule tuvimos el honor de poder entrevistarla en exclusiva para el último número de la revista.

Laura nos contó de primera mano cómo fueron aquellos años y cómo ha evolucionado el surf para ella desde entonces.

SR: ¿Cómo descubriste el surf?

Era muy jovencita. Tendría 12 o 13 años y conocimos a unos chicos en la playa del Sardinero que estaban empezando a hacer un club: el Surf Club Sardinero.

Ellos se empezaban a meter al agua, algunos llevaban poco tiempo, 2 años o así. Como yo iba mucho al Sardinero, me empecé a fijar en lo que hacían. Los primeros veranos, de vez en cuando, me dejaban una tabla y en el de 1971 me compré la mía propia. A partir de ahí, empecé a meterme habitualmente.

No había tanta facilidad como ahora, ni había muchos coches, así que me metía en el sardinero o me cogía la lancha e iba a Somo.

SR: ¿Recuerdas la primera vez que cogiste una ola?

La primera vez fue en el Sardinero con una tabla que me dejaron. Me di tres o cuatro tortazos y, hasta la siguiente, no me puse de pie un poquitín. Como me gustaba seguí para adelante.

SR: ¿Cómo recuerdas esos primeros días en el agua?

Los primeros como los últimos, he disfrutado de todos los momentos en el agua. Si hacía bueno porque ‘¡vaya sol que agusto!’, si hacía malo ‘¡qué bien lloviendo!’, si había tormenta, ‘¡qué bien mira que rayos!’.

Ahora, la sensación de coger una ola e ir un rato sobre ella es indescriptible. La sensación es especial y engancha.

SR: ¿Había más chicas contigo en el agua?

Al principio del todo, dentro de los círculos que había, entraban las novias. Todo el mundo probaba, pero otra chica que tuviese una trayectoria de decir “empiezo con esto, me compro mi tabla y voy a seguir” había pocas, la verdad. Al principio estaba yo sola.

Más adelante sí. Por ejemplo, una amiga mía de aquí de Santander, Ana Guti.

Progresivamente se fueron incorporando al agua. En San Sebastián, en Bilbao y en los campeonatos de España de surf se empezaron a ver más chicas.

¿Sigues surfeando?

No, lo dejé hace ya casi 15 años y no he vuelto a retomarlo. Lo hice primero por lesiones y principalmente porque tenía otros proyectos. No lo echo de menos, sino lo haría. Cada uno decide en qué momento hace una cosa porque le gusta y porque le apetece.

En mi caso, han sido un montón de años de lleno, a todas horas. Ha formado parte de mi vida en todos los sentidos, a nivel profesional, familiar… Cuando cambias de chip es porque quieres hacer otras cosas.

SR: ¿Cómo se tomaban tus padres que hicieses surf?

En ese momento tampoco se enteraban mucho. Era un deporte muy desconocido… En una ocasión, mi madre me dijo: ¿Y no puedes hacer algo más normal?

Pero, en general, tampoco me prestaron mucho interés. Éramos muchos hermanos y a mi me dio por eso.

Tampoco me dejaban irme como ahora, que te vas de campeonato tres días. Ahora, las chicas tienen mucha más facilidad de movimiento. En aquellos tiempos, no te podías ir de casa con tus amigos varios días.

Yo me casé muy joven para poder hacer mi vida. Cuando me casé con Zalo, que se movía mucho, que hacía campeonatos, iba a Canarias…, yo ya tenía libertad para moverme sin el consentimiento de mis padres.

Las cosas han cambiado mucho, aunque no ha pasado mucho tiempo… en cuarenta y pico años ha cambiado mucho la sociedad, el surfing y la libertad de las mujeres.

SR: ¿Y cuando no estabas en el agua practicabas algún otro deporte?

No. Yo empecé con 15 años, me compré mi tabla y solo hacía surf.

Salía de casa vestida como para dar un paseo, mi madre me veía estupenda y, con la misma, bajaba a la caseta de las lanchas, cogía los billetes y mi tabla y me iba a Somo.Me daba un baño, me secaba bien el pelo antes de volver a casa y no sospechaban nada.

Entonces no hacía nada más, me gustaba el surfing y eso era lo que hacía.

SR: ¿Consideras que fuisteis unos adelantados a vuestro tiempo?, ¿Lo fuisteis también en otros ámbitos?

Cuando quieres hacer algo, lo vives de una manera diferente. No lo haces con conciencia de estar haciendo algo diferente, simplemente vives tu vida.

En el 77, Zalo e Iñigo se asociaron en Casa Lola para fabricar las tablas Gerónimo Surfboards. Yo tenía 20 años. Empezamos a hacer también bikinis, bermudas, inventos, montar skates… No había nada y había que fabricárselo todo, pero no dices ‘voy a montar la industria del surf’.

Más bien, el planteamiento era que necesitabamos vivir, comer y para irnos a Canarias teníamos que ver qué hacer. Así empezamos y surgió todo.

Lo vives como una cosa natural. Por ejemplo, a mi ahora esta cosa que se dice del “mítico” me da una vergüenza horrorosa. Hace poco le decía a un amigo que no quiero acabar siendo la típica viejecita chocha diciendo: ‘No porque yo empecé a coger olas…’ No puedo con ello.

Ahora con el rollo este mítico… dicen ‘es un mítico que ha venido por aquí’ y piensas, ‘¿Quién será? ¿le conoceré yo si es de esa época? y te dicen ‘no, tiene 47 años’ y yo ‘joder, si tiene 47 años, no puede ser tan mítico

¿Cómo ves el surfing en la actualidad?

Veo que se ha distorsionado un poco la imagen que yo tenía. Para mi, el surfing es una manera de estar en contacto con la naturaleza. Yo respeto a cada uno y a cualquiera que surfee, coja olas y disfrute con ello. Pero ahora es todo muy comercial, industrial, turístico… Por ejemplo, ‘he estado de despedida de soltero haciendo surfing’. Me sorprenden esas cosas a mi todavía.

El surfing ha cambiado mucho. Cuando yo empecé, además de las tablas más largas, la manera de trazar era más fluida. Llevabas el ritmo de la ola y, ahora, es todo más radical, más competitivo. Al haber más campeonatos, sponsors y una serie de cosas, todo cambia.

SR: ¿Cómo se vivía entonces el surf a nivel internacional?

Llegaban a cuenta gotas la Surfer Magazine, la Surfing y el Surfing World. La referencia que más me impactó, fue una chica americana que llegó a Loredo. Se llamaba Bárbara y venía viajando.

Bárbara se metió en Santa Marina, un sitio de olas grandes, con una tranquilidad increíble. Fue la primera mujer ‘sin nombre’ que me gustó.

SR: ¿Qué crees que tiene que cambiar en cuanto a la mujer dentro del mundo del surf?

Tienen que cambiar todavía muchas cosas en la sociedad. No culparía el surfing, al menos no del todo. Lo que es importante es que cada vez haya más mujeres que surfeen y participen en campeonatos, sean jueces… El surf es un ente pero el poder está en el individuo y, en este caso en la mujer, que es quien puede hacer y cambiar las cosas. ¡Depende de nosotras cambiar la situación!

SR: Las chicas se quejan de que les toca competir en peores condiciones y mangas, tienen prize moneys inferiores…

Estoy de acuerdo, lo conozco y sé que es así pero ¿qué vamos a hacer para cambiarlo? Si el mundo no cambia lo tendremos que cambiar nosotros. Aquí, el campeonato Surferukas lo organizaban chicas y ellas se encargaban de todo: contrataban jueces y lo que hiciese falta… Ellas decidían. Eso tendría que llevarse a todos los niveles.

SR: ¿Qué ha significado en tu vida el surf?

Todo. Ha sido toda mi vida. Aunque dejes de hacer surf o te apartes de él, puedes seguir teniendo una vida igual de plena, pero siempre está ahí, dentro de ti.

Te vas de excursión y te asomas a un acantilado y dices ‘vaya mar, en aquella punta cuando salgan estas condiciones habrá buenas olas’. Aunque lo dejes, aunque lo aparques, siempre tendrás el surfing metido dentro. Es parte de tu manera de ser, de tu vida, de todo.

 

Surfer Rule
info@surferrule.com

Más que surf, olas gigantes y tendencias Surfer Rule, revista de referencia del surf y el snowboard en nuestro país desde 1990, promueve los valores, la cultura y las inquietudes de todos los que amamos los boardsports.

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