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15 Dic “FLYSKAM”, RENUNCIANDO A VIAJAR EN AVIÓN
Hace poco John John Florence comentaba en una entrevista para Stab Magazine que “si pudiera, viajaría a todos los eventos de la WSL navegando en barco”.
Y es que no solo John John, sino también muchas otras personas sienten la llamada ahora como “vergüenza de volar”, algo que en Suecia llaman “flygskam”.
Greta Thunberg se apuntó a la tendencia en el 2015, y ese mismo año convenció a su madre para que renunciara a viajar en avión en sus giras internacionales como cantante.
El movimiento
El fenómeno ‘flygskam’ crece entre los defensores de un mundo sostenible que no quieren contribuir a la contaminación aérea. La activista sueca Maja Rosen fue una de las propulsoras del movimiento.
Y es que según los datos, más de 120.000 vuelos transportan a 12 millones de personas cada día en todo el mundo, lo que supone el 8% de las emisiones del planeta.
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Dentro del sector turístico, los vuelos generan el 20% de la contaminación mundial.
Maja Rosén ha lanzado Flight Free 2020, con la meta de llegar a 100.000 practicantes del “reparo” a volar ya que según afirma, la gente no es consciente del impacto que la aviación aérea causa.
La aviación contribuye en total al 2,4% de las emisiones del CO2 y al 14% de la tarta global del transporte, frente al 74% de los desplazamientos en carretera. Con la tendencia actual, el número de pasajeros anuales se duplicará en el 2037 (8.200 millones) y el aumento de emisiones subirá imparable hasta llegar al 14% en el 2050.
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Diferentes términos, mismo concepto
Y es que a medida que se populariza el flygskam también aumentan los términos nuevos. Los suecos hablan ahora de «tagskryt» u orgullo de viajar en tren. Otros le llaman “slow travel” ya que se trata de viajar despacio y disfrutar del camino con más tiempo e inmersión.
“Me di cuenta cada vez más de que, al viajar, era mejor empezar el viaje desde casa y no tomar un avión para llegar al destino. Esto ayuda a crear más conciencia sobre la forma de viajar, de apreciar el camino. La conciencia del medio ambiente es el aspecto más importante, y creo que es esencial apreciar la naturaleza para preservarla” – Arne Gudde, fundador y director de la Slow Travel Experience en Berlín, creada en 2010.
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Un avión contamina hasta 20 veces más que un tren, según los datos facilitados por la Agencia Europea del Medio Ambiente. O lo que es lo mismo: una persona que viaje sobre raíles emite 14 gramos de dióxido de carbono por kilómetro en comparación con 285 gramos emitidos si lo hace en avión. Y no sólo eso, ya que cuando los aeroplanos queman combustible sueltan a su vez vapor de agua y óxido nitroso, más gases de invernadero que aumentan la contaminación.
No se sabe exactamente cuántas personas se han adherido al movimiento del flygskam. Pero la página de Facebook, Tagsemester o «Vacaciones en tren«, creada por la ambientalista Susanna Elfors para dar consejos sobre medios alternativos a los aviones, ya tiene más de 90.000 miembros.
En instagram o en twitter el hashtag #StayOnTheGround o #PermaneceEnElSuelo es un trending topic.
Lo que está claro es que el movimiento está ganando adeptos y la conciencia sobre el medio ambiente tiene cada vez más repercusión en la aviación aérea.
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