05 Ene DERECHAS DE COLOR MARRÓN, TAJÍN Y MUCHO TÉ
No llevaba ni 2 meses en casa y una parte de mi cerebro estaba pidiendo una nueva aventura, quería volcarme en algo desconocido de nuevo. Quería volver a volar, pero esta vez a un lugar que implicase cercanía, contraste y poco dinero. Fue así que sin pensarlo dos veces, cogí un billete de avión a Marruecos, hice mi mochila, empaqueté mis tablas y allá me fui.
Siempre que visito un lugar me gusta entrar en contacto con lo local. Muchos le llaman el “viajar sin ser turista”, lejos de las excursiones planeadas o las visitas guiadas. Simplemente ir, observar y aprovechar las oportunidades que el propio destino te regala.
Marruecos me ha regalado mucho. Al principio puede que camines un poco tenso, o eso es lo que me ocurrió a mi. Una cultura diferente, un país por conocer y ciertas ideas preconcebidas sobre Marruecos, “un país peligroso”.
Hoy te muestro la visión que me han dado estos 10 días en la tierra de las derechas de ensueño y de color marrón.
Planeando el viaje
Está claro que una de las opciones es cruzar en tu coche o furgoneta de España a Marruecos. Ir a tu ritmo y conocer con calma toda la magnífica costa de olas que Marruecos ofrece. Pero, cuando no tienes muchos días para viajar, una buena opción es comprar un billete de avión a Marrakech si tu plan es ir a la “mítica” zona de olas de Taghazout y alrededores.
Y es que, desde España, normalmente lo más barato es volar al aeropuerto de Marrakech. Agadir tiene un aeropuerto que está más cerca de la zona de Taghazout, pero los precios suelen triplicarse.
Alquilar un coche es la mejor opción para irte en busca de olas. En general, no es necesario solicitar el alquiler por internet, a pesar de que se puede hacer. Una vez que llegas al aeropuerto, te ofrecerán millones de ofertas. ¡Una primera oportunidad para aprender a negociar!
Pasar un día o dos en Marrakech, a la ida o a la vuelta, es imprescindible. Una ciudad con mucho que ofrecer, turística y caótica, pero con rincones verdaderamente mágicos. Y es que sobre todo en Marrakech, esa ciudad a la que llegas y parece que te reciben para ver quién vende mejor, te puede dar la impresión de que te vas a pasar el viaje intentando evitar el contacto con los vendedores locales, que están por todas partes. Está claro que perderse por el Zoco de la ciudad vale la pena, pero también está claro que debes ir con el foco bien claro. Regatear o saber decir que no para que no te persigan todo el día.
Unas 3 horas de viaje de Marrakech a Taghazout es lo que te espera. Lo mejor es ir por autopista, los peajes no son muy caros y quizás sea la mejor manera de no perderse. Eso sí, algo imprescindible es conducir respetando las señales al pie de la letra. Y cuando digo imprescindible hablo de que si la señal es de 20, y vas a 22, ¡tendrás una multa! En Marruecos hay mucho policía, prácticamente en cada rotonda, y están controlando cada movimiento.
Imprescindibles para llevar
Quizás, una de las cosas que te aconsejo no olvidar en tu maleta es un kit de emergencia. Y con kit de emergencia, me refiero principalmente a unos alfileres y unas pinzas de depilar para sacar las finas púas de erizo que probablemente vas a pisar, a menos que te guste utilizar escarpines.
No olvides tampoco llevar lo necesario para curar pequeños cortes en los pies, que a pesar de que no son olas de arrecife de coral, existen rocas afiladas por algunas zonas. Cúrate bien los cortes, ¡no quieras amargarte el viaje!
Además, en cuanto a ropa y neoprenos, te aconsejaría llevar sandalias, pero también zapatillas de abrigo. De noviembre a marzo, la “típica” temporada de Marruecos, la temperatura es agradable. Ronda sobre los 22 grados, días soleados y noches “fresquitas”. El agua está buena, pero quizás no para traje corto. ¡Con un 3.2 estarás perfecto!
Olas a cada paso
Una vez en la costa, tus ojos se derretirán. O eso es al menos, lo que me pasó a mi. Ir conduciendo y ver a tu paso olas interminables, derechas perfectas…no tiene precio. Totalmente parece irreal, sacado de un cuento. ¡El paraíso de las derechas!
¿Lo mejor de todo? Que hay mil olas, a un palmo de distancia. Taghazout se ha convertido en una zona muy turística y en las olas de su bahía suele haber bastante gente, pero se pueden coger olas. Eso sí, la máquina de Anchor Point, cuando funciona, está con un crowed con el que es difícil cogerlas, sobre todo porque en el lineup tendrás a todos los locales, más luego gente repartida por las diferentes secciones.
Desde Agadir hacia el norte, hasta unos 50 kilómetros, hay muchas olas para surfear. Tienes olas de todo tipo, desde playas de arena, point breaks de fácil y difícil acceso… La variedad es una de las principales características de esta zona. Anza, Banana beach, Killers point, Boilers, Dráculas… Olas de longboard, de tabla corta… Todo lo que quieras lo encontrarás en la máquina de las derechas interminables.
Sus gentes, cercanas y amigables
Quizás, como en cada viaje, otra de las cosas que más me puede llamar la atención son sus gentes, los locales. En Marruecos, tuve la suerte de encontrar un lugar en Imi Ouaddar, un pueblo más tranquilo a tan solo unos 10 minutos de Taghazout.
El recibimiento de, tanto los locales de Triángulo Surf Morocco como del propio pueblo, fue inmejorable. Grandes sonrisas y disposición para ayudar en todo lo que necesites.
A poco que salgas a la calle, si estás abierto a conocer, te surgirán miles de oportunidades para aprender de la cultura local. El té es una forma de reunión social, y a poco que comiences a hablar con ellos, seguramente te ofrezcan asiento para conversar y mostrarte su cultura.
En la playa, entre baño y baño, al salir casi siempre te encuentras a pescadores locales. ¡Acércate a ellos! Muchos tienen grandes historias que contar…
Y es que es de estos pescadores de donde sale mucho del pescado que encontrarás en los famosos tajines, el plato tradicional que, junto con el pan, te cansarás de comer en Marruecos.
Personas amigables, cercanas y dispuestas a enseñarte lo más auténtico de su cultura. Así son sus gentes.
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