10 Ene EMILIE UTTRUP, INSPIRANDO CON SU HISTORIA
Un día, Emilie Uttrup se despertó en la cama de un hospital en China. Ella fue una de las supervivientes de un fatal accidente de coche.
Ha luchado para recuperarse física y psicológicamente. Un largo camino en el que el surf ha sido y es el gran protagonista. Un camino en el que ha decidido abrirse al mundo y compartir una inspiradora historia que nos ha puesto los pelos de punta.
Me hice una promesa a mi misma en el hospital. Que si un día era capaz de volver a caminar de nuevo, aprendería a surfear.
De origen danés, actualmente vive en Ericeira, un pequeño pueblo de la costa de Portugal y un paraíso del surfing. Allí la hemos conocido. Y esta es su historia.
Surfer Rule: Un accidente ha cambiado tu vida, ¿cómo y cuándo ocurrió?
Emilie Uttrup: Yo montaba a caballo de forma profesional. Cuando terminé la escuela, era todo lo que quería hacer, montar a caballo y llegar a ser profesional. Con tan solo 19 años me fui sola a China a trabajar en un nuevo proyecto, importando caballos de Europa a China. Me mudé a una ciudad llamada Dalián, al norte de China.
Un día, junto con mis compañeros de trabajo, tuvimos que ir a visitar un nuevo establo para los caballos. Decidimos que era mejor ir todos juntos en un coche.
Después de subir al coche, la última cosa que recuerdo es una sensación muy incómoda. Yo iba sentada atrás y de repente todo se volvió negro. No recuerdo nada.
Aparentemente el coche se salió de la carretera y se cayó por una montaña. No hubo más coches implicados y nosotros terminamos boca abajo en un lago. Uno de mis compañeros murió al instante, otro en la ambulancia de camino al hospital.
La primera cosa que recuerdo es abrir los ojos y ver que estaba en un hospital, con una enfermera china a mi lado, que me estaba poniendo un teléfono en mi oreja. Era mi padre. Yo pensaba que me había caído de mi caballo y eso dije. De repente, miré hacia abajo y vi mi cuerpo lleno de heridas y sangre. Comprendí que había sido un accidente de coche.
Mis padres cogieron un vuelo a China, sin saber si yo estaba viva o muerta. Fueron corriendo a la embajada a solicitar un visado y un vuelo hasta aquí, sin saber lo que estaba pasando. Nadie les dijo nada.
Me trasladaron de un hospital local a uno más grande en Dalián. Cuando me desperté al día siguiente, mi madre estaba allí. Recuerdo su rostro, lleno de miedo. Recuerdo verme en el espejo y no poder reconocerme. Pasé unas 3 semanas en el hospital, recuperándome de todo lo que tenía hasta que me permitieron volar de nuevo a mi casa, en Dinamarca. La recuperación más dura todavía no había comenzado: la mental.
S.R: ¿Cómo cambió tu vida este accidente?
E.U: Cuando te pasa algo así, te hace poner las cosas en perspectiva. Empiezas a pensar mucho en que la vida es un regalo, que realmente tienes que hacer aquello que te guste y aprovechar al máximo cada segundo, que la vida es corta.
Cuando volví a Dinamarca, tenía en mente que iba a volver a tener una vida normal, y volvería a montar a caballo.
Los médicos no me lo permitían, pero me subí a un caballo sin que nadie lo supiese. No se lo dije ni a mis padres, solo quería olvidarme de todo y volver a mi vida normal. Pero, llegó un punto en el que me di cuenta de que no estaba disfrutando el montar a caballo. Ya no me producía felicidad. Me cuestioné si realmente era eso lo que quería hacer. En este punto, no sabía si estaba paralizada. No sabía lo que me estaba pasando. Me di cuenta de que había perdido mi pasión por los cabellos, y me llevó un tiempo admitirlo, pensaba que me había fallado a mi misma.
El surf era una cosa que siempre quise hacer. Recuerdo uno de los pensamientos que tuve cuando estaba en el hospital:
Si un día puedo caminar de nuevo, quiero aprender a surfear.
Y después lo que paso fue casualidad. Estaba volviendo a casa y pasé por delante de una agencia de viajes. Quería irme a trabajar a otro sitio. Salí de la agencia con un billete para Australia. Y así es como comenzó todo. Empecé a surfear, y tomé la decisión de no tener miedo a vivir.
S.R: ¿Qué aprendiste de todo esto?
E.U: Lo que aprendí fue mucho. Pero una de las cosas que quiero decir es que realmente todo lo aprendí tras compartir mi historia, 3 años después. Cuando tuve el accidente tuve una época en la que estaba muy cerrada en mi misma. No hablaba con mi familia, ni con mis amigos sobre ello. No quería recordar lo que había pasado.
Un día, decidí dejar el miedo a hablar a un lado, y compartir lo que me había pasado, abrirme y hablar con mis amigos y familia.
Y una de las grandes cosas que aprendí es que está bien ser vulnerable, está bien tener miedo y esta bien abrirse a hablar de las cosas. Nos ayuda a mostrarnos tal y como somos y a conectar con las personas.
S.R: ¿Cómo lo has superado?
E.U: Es difícil decir que lo superas. Es algo que siempre va a estar ahí pero la forma en la que lo afrontas es lo importante.
Al principio intentaba huir de cualquier cosa que me hiciese recordar el accidente, tan sólo tenía 19 años. Pero, pasado un tiempo decidí no tener miedo a vivir. Decidí irme a Australia 10 meses después, lejos de todo. Al principio tuve miedo pero me lancé a la piscina y resultó ser una de las cosas más bonitas que hice y que me ayudó en todo el proceso. Aprendí a surfear. Fue un largo camino, pero en general, con una sonrisa y una actitud positiva, todo me ha sido más fácil.
Por ello, lo de superarlo, es una elección que tú haces, la elección de cómo lidiar con lo que te ha pasado. Yo escogí enfrentarme a mis miedos de nuevo, viajar y aprender a surfear.
S.R: ¿Crees que es importante compartir tus emociones cuando estás pasando por momentos difíciles? ¿Por qué?
E.U: Creo que sí, lo he dicho y lo repito. Es importante compartir tus sentimientos. A mí me ha llevado 7 años llegar a esto, es algo difícil pero una vez aprendemos a abrirnos, conseguimos sacarnos un peso de encima y aprendemos a lidiar con lo que nos está pasando. Nos conocemos mejor a nosotros mismos y somos capaces de conectar con las personas.
Yo he decidido compartirlo con mucha gente. He aprendido de ello y espero inspirar a otros a abrirse y hablar, compartir sus sensaciones. Hablarlo con tu familia y amigos.
S.R: Actualmente vives en Ericeira, ¿por qué has escogido este lugar?
E.U: Tras vivir un año en Australia volví a Dinamarca. Quería volver a estudiar un máster en las antípodas pero era muy caro. Fue entonces cuando, tras buscar por muchos sitios, encontré un máster en Lisboa que me gustaba.
Antes de comenzar a estudiar, me fui todo un verano a Ericeira, a trabajar como instructora de surf. Me enamoré del lugar y decidí quedarme. Me compré un coche y conducía a Lisboa 4 veces por semana. Lo hacía todo por surfear cada día y vivir en este pequeño e increíble pueblo.
S.R: ¿Hechas de menos el montar a caballo?
E.U: No realmente. Simplemente, me dejó de gustar y eso fue algo muy difícil de admitir para mi. No quería reconocerlo porque era una parte de mi identidad. Pero, desde que lo abandoné, no he mirado atrás.
Un día decidí volver a montar a caballo y es como andar en bici para mi, me sale de forma natural. Pero en mi vida diaria no lo hecho de menos. Tengo el surf.
S.R: ¿Por qué el surfing?
E.U: Es difícil decir por qué. Pero ,creo que es porque es un deporte que me da retos cada día. Un deporte en el que dependes de otros elementos y que nunca es igual. La sesión de hoy es muy diferente a cómo será la de mañana.
Además, la adrenalina que me da el surf es parecida a la que sentía cuando montaba a caballo. Creo que tienen muchos aspectos en común y por eso me enamoré del surf.
Podcast.
Resurgir con Emilie Uttrup
Motivada por su propio viaje personal, aspira a conectar su pasión por el deporte con la misión de ayudar a otros atletas y líderes de la industria a compartir sus historias de superación de la adversidad.
Únete a Emilie mientras se sumerje en las historias de los atletas, explora los desafíos mentales y emocionales que enfrentaron y las estrategias que utilizaron para emerger más fuertes. Si eres un entusiasta de los deportes o estás interesado en el desarrollo personal y las historias de resiliencia, este podcast es para ti. Inspirémonos y motivémonos unos a otros para aceptar la vulnerabilidad, enfrentar los miedos y perseguir nuestros sueños.
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