06 Jun ERICEIRA, UN PUEBLO DE PESCADORES
Hace un par de años tuve la suerte de poder estar de voluntariado en Ericeira. Viajé a Portugal por la cercanía con España y por ser un destino relativamente barato. Las olas de esta reserva mundial del surf fueron la primera cosa que me atrajo de este lugar, pero lo que me hace volver año tras año es la hospitalidad de sus gentes.
Podría comenzar a hablar de surfing y escribir un libro entero sobre esta máquina de olas, pero no es mi intención en este artículo. Hoy, quiero compartir con vosotros la experiencia que he tenido con las personas de este lugar y la razón por la cual Ericeira está en mi lista de lugares que favoritos.
Azul, blanco y acogedor
El surf nos hace viajar y conocer lugares, culturas diferentes y personas increíbles. Hay mil formas de viajar y hacer voluntariados es una forma barata de hacerlo. En cierto modo, implica salir de tu zona de confort y hacer ciertos sacrificios, pero al final, la experiencia que te llevas hace que todo valga la pena. Fue así como viajé a Ericeira por primera vez en 2017 a un hostel con unas vistas privilegiadas al océano, Surf Yoga Portugal.
Foto: Afonso Tornelli para BackYard Surf Coaching
El surfing en este lugar es de clase mundial, olas como la famosa Ribeira D’ilhas te permiten surfear metros y metros de ola, un auténtico placer para aquellos que hemos crecido en beach breaks con metros y metros de closeouts.
Y es que, es entendible que siendo considerada por la organización norteamericana Save The Waves Coalition, la primera reserva del surf de Europa (y segunda del mundo), reciba miles y miles de turistas al año.
Las características del mar y de la costa, en las que altos acantilados alternan con pequeñas ensenadas de arenal, la conservación de hábitats naturales y la cultura del surf existente hacen de Ericeira un destino deseado por surfistas de todo el mundo.
Sin embargo, quien llega al pueblo no necesita ser surfista para sentirse en casa. De calles estrechas, colores azules y blancos y un ambiente acogedor, el espíritu de playa y vacaciones se deja sentir todo el año en Ericeira, siempre lista para recibir a personas de cada rincón del planeta.
Foto: Tim Kreike
Ericeira, tierra de jagozes
Ericeira es un pueblo muy antiguo, fue siempre y sigue siendo un pueblo de pescadores. La leyenda cuenta que el nombre significa “tierra de los erizos” y que así se llama debido a los numerosos erizos de mar que abundaban en las playas. Sin embargo, recientes investigaciones señalan que el nombre no viene por los erizos de mar, si no más bien por el llamado puerco espín, animal que abundaba en la zona.
El puerto de Ericeira es una de las causas por las que el pueblo se ha desarrollado. En otros tiempos era solo habitado por gente del mar, que formó durante mucho tiempo un grupo llamado jagoz, locales del pueblo. El movimiento comercial en este puerto le dio mucho a la economía de la región. Hoy en día, si desciendes la gran cuesta hacia la playa del pueblo, “Praia dos pescadores”, podrás contemplar que sigue contando con embarcaciones tradicionales y un gran movimiento de jagozes (pescadores típicos del pueblo).
Hoy en día, el pueblo cuenta con excelentes conexiones a lugares como Lisboa o Sintra para días en los que te apetece salir de Ericeira, bien porque no hay olas o bien porque simplemente quieres visitar otro lugar… ¡pero realmente tampoco hay por qué salir para descubrir!
Las sorpresas del pueblo, fundado en 1229, esperan en sus serpenteantes calles. ¿Perderse? Muy fácil… Todas las calles parecen iguales la primera vez que lo visitas y cruzar el pueblo recién llegado puede ser un laberinto. Casas de pescadores con fachadas forradas de cerámica, pequeñas fuentes de extrañas formas y un buen número de iglesias forman parte de su casco antiguo. Los numerosos edificios antiguos denotan un pasado glorioso, cuando Ericeira era lugar de vacaciones de reyes y aristócratas.
Foto: Afonso Tornelli para BackYard Surf Coaching
Gente auténtica
Para mi, lo que hace especial a un lugar, son las personas. Puede ser un lugar precioso, pero si no te reciben bien, puede convertirse en el peor lugar en el que has estado. Las personas que aquí he conocido son la razón por la que año tras año vuelvo de visita.
“Visito el lugar, a sus olas, y por encima de todo, visito a sus gentes”.
Visito a los locales, a quienes siempre les he tenido respeto, esos locales que he conocido y que me han ayudado a conocer y a poder disfrutar mejor de los spots que recorren Ericeira.
Son personas simples, que llevan una vida simple y que después de conocerlos, te regalan una sonrisa si les caes bien y les muestras respeto. Es su simpleza la que les hace grandes.
Muchos viven dando clases de surf a los cientos de turistas que visitan Ericeira. Después se van a sus casas, o bien van a surfear con sus amigos si el mar está “bueno”, van a la piscina, a patinar… Creo que no les he visto estresados ni una sola vez. Y es que el ambiente que se respira entre sus calles es pura tranquilidad.
Foto: Afonso Tornelli para BackYard Surf Coaching
Las primeras veces surfeando en este lugar y cuando las condiciones eran ideales, solía quedarme en el rabo de las olas, cuando observaba que los locales estaban en el pico disfrutando de sus olas. Yo, cogía aquellas olas que ellos no querían y dejaban pasar.
Un día, un local me dijo “Bora, vai (venga, dale)”. En aquel momento supe que por haber mostrado respeto, me habían hecho un regalo.
Por supuesto, he encontrado a algún que otro local un poco más difícil, pero entre la cantidad de cosas que he recibido de este lugar, es algo insignificante.
En sus bares y sus maravillosas pastelerías, se repetía lo que en el agua había experimentado. A primera vista puede que no te ofrezcan una sonrisa, pero tras intercambiar unas palabras, las esquinas de sus bocas cambian de sentido. Es por esto que, para mi, son personas auténticas, locales, apasionados por el lugar en el que viven y dispuestos a cuidarlo.
Ericeira ha crecido, cada año recibe millones de personas, y son muchas las que ya viven en este pequeño pueblo, pero, por encima de todo, es capaz de conservar la esencia de pueblo antiguo pesquero que tan particular le hace. Esperemos que continúe así, que la respetemos y cuidemos de este tesoro de la costa portuguesa.
Gracias Ericeira por regalarme buenas olas, atardeceres espectaculares y sobre todo, gracias ericeirenses por ser como sois. ¡Respect!
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