13 Ene SURF Y MARIHUANA
No es ningún secreto pero sí sigue siendo un tabú, en esta sociedad acostumbrada a la doble moral, hablar de consumo de drogas.
Este terreno incomoda tanto a la gente que, cuando se refieren a ellas, hablan de las que están ilegalizadas y no meten en el mismo saco al alcohol, tabaco, derivados mórficos o compuestos legales de farmacia. También tienen gran poder adictivo y un cuestionable efecto positivo.
Obsesionado con experimentar
A mí siempre me ha importado bien poco lo que piense el resto del mundo y estoy cómodo caminando en terrenos que para muchos son pantanosos.
Es por ello que puedo afirmar públicamente que he consumido drogas (ilegales), siempre consciente de que eran un elemento tóxico que entrañaba un riesgo para mi salud.
A estas alturas ya sabrás que estoy obsesionado con la experiencia, la mía y la de los demás. Me importa bien poco el fin, el objetivo, la meta, para mí lo que importa es lo que está entre el comienzo y el final.
Y con ese deseo consumí marihuana y lo hago de forma esporádica. Desde el principio me pareció que había cierta semejanza entre el efecto que producía en mi cuerpo y el que tenía después de una sesión de surf intensa.
¿Qué segregamos cuando practicamos Surf?
Me parecía anecdótico que la cara de tonto que se me queda después de una buena sesión fuera tan parecida a la que tengo cuando he consumido cannabis. Pero nunca le di muchas vueltas.
Esto cambió cuando empecé a leer sobre el estado de flow, ese en el que entramos los surferos cuando se dan las condiciones adecuadas.
En ese estado nuestro cuerpo segrega una serie de elementos como: serotonina, dopamina, endorfinas y anandamida. Esta última sustancia es la que actúa como un endocannabinoide. Queda ligada a los receptores del THC (sí, ese THC) actuando tal y como lo haría el elemento psicoactivo presente en la marihuana.
Sí, has leído bien, nuestro cuerpo es capaz, en las condiciones adecuadas, de simular los efectos de un porro.
La anandamida, molécula de la felicidad
Esta molécula, la anandamida, se le conoce como la molécula de la felicidad pues hace que cuando nuestro cuerpo la genere, nos haga sentir motivados, mejora los procesos cognitivos y la psicomotricidad.
No es exclusivo de los surfers, afortunadamente, pues se genera en ciertas fases en las que entramos en flow, pero si en algo somos expertos los surfers es en entrar en “la zona”.
No es de extrañar entonces que tras una buena sesión de surf mis pensamientos sean más profundos, mi cuerpo quede totalmente relajado y tenga un optimismo desmedido.
Porque estoy literalmente colocado sin haber dado una sola calada. Experimento los mismos efectos que con el THC, sin sufrir los efectos negativos del consumo de drogas.
¿Es esta la causa de la imagen que hay del surf?
Ahora entiendo por qué a la tribu de los surferos siempre se nos ha visto como unos fumados, demasiado relajados con la vida y sin preocupaciones.
Me daba rabia esta imagen que tenía el mundo de nosotros, pero ahora entiendo que siempre hemos estado colocados de surf, en una nube de paz y alegría que nos daba el mar.
El mar es nuestra droga y resulta irónico que este deporte sea capaz de mantenernos sanos a la vez que nos entrega sustancias que se asemejen a las mismas.
Nos ha hecho dependientes de un deporte que nos mantiene sanos mental y físicamente a la vez que nos premia con cócteles de sustancias que hacen que nos sintamos más en paz con el mundo, con nosotros mismos.
Se podría decir que somos los adictos más sanos que existen: adictos al surf.
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