Volando hace un par de horas hacia Perú, con destino Buenos Aires, despido el atardecer desde la ventanilla, donde las nubes se tiñen de un naranja imponente, destellando el cielo por completo hasta que fuimos cubiertos por una espesa neblina.

Pasé 3 meses en un pequeño pueblo llamado Santa Teresa, en Costa Rica. Pasó tan rápido que necesité hacer memoria para recordar cuantas cosas había vivido allí. Este viaje fue distinto a los demás. Sabía que quería surfear todos los días, vivir al lado del mar y estar entre amigas, pero la calma de su paisaje me regaló algo más.

Los calurosos mediodías bajo la sombra de las palmeras recostada sobre una hamaca, me permitió hacer una parada en mi vida y reflexionar, buscar el significado de “Pura Vida Mae” que tanto escuchaba entre los locales del lugar.

Descubrí que la vida consiste en dejar huella en cada lugar y en las personas que vamos conociendo. Cuanto más se viaja, se comparte y se conoce, más se aprende. Ese sentimiento a su vez se mezcla con el saber de todo un poco. Pero quiero aprender más, aprender de arte, pintura y música, todos los que me rodeaban en Santa Teresa lo hacían y muy bien. Quiero saber más de comidas orgánicas y de yoga porque mis amigas lo vivían y así lo compartieron conmigo. Quiero volver a rodearme de niños descalzos que corren a abrazarte y te apodan peluche porque rima con luchi.

Quiero mejorar mi surf para agradecer a mis mentores, a los que me aconsejaron, a los que me dejaron olas, los que me dropearon y con los que compartí tardes y madrugadas en el agua. Quiero no olvidar estos meses vividos en Costa Rica. Las rondas de mate, las madrugadas para surfear, los festejos a gritos por buenas olas corridas, los aplausos cuando el sol caía y salir del agua cuando la luna y el lucero aparecían. Las charlas entre amigas y bailar, bailar hasta ser agua.

Encontré más mujeres apasionadas por la buena vida y al compartirlo con ellas me encontré a mí misma. Puedo decir que sí, soy de esas personas que saben de todo un poco porque aprendí de todas estas increíbles personas que pasaron por este viaje.

“Pura vida mae” es para mí, el deseo hacia el otro de que encuentre ese equilibrio de buena vida.

Fue un destino del que no esperaba mucho y sin embargo, uno de los que más me dio. Llegué con muchas incertidumbres y me fui con los mejores recuerdos, increíbles amigas/os y visitas familiares que me hicieron cumplir otro sueño, compartir la pasión por el surf con mi hermana.