27 Ago EL SECRETO DE LA GUAJIRA
Al norte de Colombia se encuentra el departamento de La Guajira. Este departamento se caracteriza porque la mayoría de su territorio es desierto y, éste es el hogar de Los Wayuu, una de las comunidades indígenas que aún se conservan en el país.
Una comunidad con cientos de tradiciones, entre ellas bailes para celebrar la vida y otros para espantar la muerte. Al encontrarse en la zona norte del país ha generado problemas de hambruna y salud a falta de agua potable, las condiciones demográficas son causantes de que no haya agricultura y, los problemas gubernamentales de la gran tasa de corrupción que se vive en la región. Los Wayuu son los más afectados. Algunos se dedican al pastoreo de chivos y otros, sobretodo las mujeres de la comunidad, producen artesanías que aparte de ser todo un símbolo de la cultura, les permite tener un pequeño ingreso económico gracias a la constante afluencia de turistas en el sector.
La Guajira se encuentra bordeada por el mar caribe, estar en la orilla de la playa es una sensación indescriptible, la belleza del lugar deja sin aliento a los visitantes, que usualmente llegan en busca de descanso, pero en los últimos años los que más han arribado son aventureros, amantes de los deportes extremos, el aire y el mar. Estos visitantes llegan a practicar Kitesurf a uno de los mejores spots en América para este deporte: El Cabo de La Vela.
El Cabo de La Vela es el mejor destino en latinoamérica para los profesionales y amateurs del kitesurf, por esa razón se han ido abriendo distintas escuelas de kite que contribuyen a la economía local y, también han sido puerta para que los Wayuu conozcan este deporte que les era totalmente indiferente hasta hace unos años. Para algunas culturas indígenas el mar tiene distintos significados, incluso divinos, y para los Wayuu el mar es como uno más de la familia, al que deben cuidar. Tiene un gran respeto por el océano ya que en él hay vida y alimento, de tal modo que no comprendía el por qué tantas personas llegaban con cometas, tablas y arneses -objetos que tampoco conocían- para deslizarse sobre el agua haciendo piruetas y divirtiéndose.
Las escuelas ofrecen el servicio de hostal, sobre todo a modo ranchería y que básicamente son hamacas sostenidas a un techo de madera. Ahí empezó el acercamiento de los Wayuu, trabajando para estos lugares: construyendo, cocinando, recibiendo las maletas, etc, hasta que un grupo de jóvenes Wayuu sintieron la necesidad de practicar Kitesurf. Fue un proceso rápido de aprendizaje y enamoramiento. Su contextura física es perfecta para desenvolverse bien con la cometa ya que son bastante fuertes y de muy poca estatura, son más hábiles con los movimientos.
Para los pequeños Wayuu practicar kitesurf se ha convertido en todo un sueño, cada vez son más los que se ven practicandolo y trazando metas. Varios de ellos, aparte de practicarlo por diversión, trabajan enseñando a todo aquel que llegue en busca de aprender.
El pasado Mayo se realizó la primera válida Nacional de Kitesurf en el Lago Calima ubicado en el Valle del Cauca, al suroccidente de Colombia, lugar en el que se dan los mejores vientos de América y los terceros a nivel mundial. En esta válida participaron siete jóvenes wayuu, quienes nunca habían salido de la Guajira y regresaron a casa con varios trofeos que obtuvieron en tierras lejanas.
Lo que está ocurriendo con los Wayuu es una representación de que el kitesurf es para todos, y de que el mundo sería un lugar mejor si todos pasamos más tiempo en el mar.
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