Nuestra mente esta constantemente cambiando de un pensamiento a otro, está en muchas cosas a la vez, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir un sinfín de pensamientos atraviesan nuestra mente, 2 millones de pensamientos diarios aprox. Como un mono borracho al que le picó un escorpión y como un loco salta de rama en rama, nuestra mente salta de un pensamiento a otro, de un deseo a otro, de un estado mental a otro.

Tenemos tantos impactos y estímulos hoy en día que es muy difícil mantener la mente concentrada, enfocada en algo concreto por un tiempo determinado. Por dicha razón, la gran mayoría de gente vive con estrés, con un ruido constante de pensamientos en sus cabezas, porque sus mentes nunca paran, incluso cuando intentan dormir, éstas siguen, y deben recurrir a pastillas y ansiolíticos para poder apagarla y conciliar el sueño. Algunas causas de dispersión mental son: la enfermedad, la apatía, la duda, la pereza, los apegos, la depresión, la incapacidad de concentración, la televisión, etc.

Entonces de una manera equivocada y debido a nuestra propia ignorancia (Avidyā), utilizamos los sentidos y la percepción para experimentar más y más sensaciones que provienen del exterior para llegar a ser felices. Probamos con la comida hasta reventar, con el sexo como animales, con los deportes extremos llegando al punto de arriesgar nuestra vida y morir, con un consumo excesivo de todo tipo de productos, bienes y servicios y aún así,nadie puede asegurar una felicidad plena y eterna.

2. Con nuestras emociones pasa algo similar, ¿cuántas veces se han visto esclavos de la ira, de la rabia, de los celos, de la avaricia, del egoísmo..? Estas emociones conflictivas, no son más que una consecuencia de percibir la realidad bajo un velo de Ignorancia (Avidyā) que nos hace reaccionar desde la mente de manera automática en vez de responder de manera pausada desde nuestro corazón.

Respira. Una vez más buscamos condenamos a quien nos ha hecho rabiar, mirando hacia fuera en lugar de mirar hacia dentro. Dale las gracias a aquel que te haya dado la posibilidad de ver esa emoción que llevabas debajo de la alfombra escondida en el subconsciente.

Fotografía de Flickr-Somegeekintn

que viene y va, y buscando fuera también a los responsables de nuestras emociones o estados anímicos colocando siempre el foco de atención fuera cuando en realidad está todo dentro de nosotros.

La falsa felicidad

Aunque lleguemos de vez en cuando al éxtasis y a la felicidad esa sensación de plenitud va amainando y en breve estamos esperando que caiga otra nevada, que llegue otro swell, regresar al campamento base y ponernos a escalar nuevamente, saltar otra vez en paracaídas, comprarnos un coche mejor que el que tenemos, comprarnos una tabla nueva, otra vela, mudarnos a una casa más grande para ser felices, esperar que nos asciendan y nos aumenten el sueldo, casarnos para llegar a esa felicidad que nos venden, tener hijos y la lista sigue. Vivimos postergando nuestra felicidad, procastinando a futuro, y condicionándola a un factor externo, entonces, ¿somos realmente felices?

De una manera consciente o inconsciente a través de estos deportes y otras vías de escape, buscamos ese estado de gracia, de buenaventuranza, de felicidad, de silencio, de tranquilidad, de no pensar, salimos de ese bucle de pensamientos y nos dedicamos a hacer.

Nuestra mente racional poco a poco se va relajando, vibra con Ondas Alfa, mientras que parte del potencial latente en el cerebro entra en acción y tenemos una experiencia placentera de descanso y ausencia de ansiedad y tensión, nos concentramos sin esfuerzo, aumenta nuestra creatividad, tenemos más capacidad y claridad para resolver problemas.

Con esto quiero comunicar que todo lo bonito y hermoso que experimentamos es una pequeña muestra de lo que encontraremos en nuestro interior. En la frecuencia Alfa nuestra mente puede captar información que no es accesible a través de los órganos de la percepción y aún más, en este estado podemos influir sobre funciones autónomas tales como: el ritmo cardíaco, la circulación sanguínea, el umbral del dolor-placer, la función digestiva, la transpiración, la temperatura corporal, etc

La Felicidad

No olvidéis que la felicidad obtenida a través de estos estímulos es pasajera, por ello al día siguiente queremos más, y más y nos hacemos adictos a esta manera de sentir, nos hacemos dependientes.