17 Ene LA “SÚPER ENZIMA” QUE COME PLÁSTICO
Científicos desarrollaron una “súper enzima” que es capaz de devorar, seis veces más rápido, los residuos plásticos. Esto coctel es una esperanza frente a la inmensa problemática de los plásticos y microplásticos invadiendo cada rincón de nuestros ecosistemas naturales, especialmente nuestros océanos.
El camino de la “Súper Enzima”
En el año 2016, científicos del Instituto Tecnológico de Kyoto, descubrieron la bacteria conocida como Ideonella sakaiensis, cuya característica más valiosa es que cuenta con con un apetito natural por los plásticos PET. Esto abrió puertas para crear y encontrar soluciones que pudieran dar la batalla en contra de los plásticos, que por cierto no se sabe cono certeza cuánto tiempo tardan en descomponerse.
Partiendo del apetito natural de la bacteria, los científicos descubrieron que esto era a causa de un par de enzimas, la PETasa y la MHETasa.
El equipo de investigadores ha sido codirigido por los científicos que diseñaron PETase, el profesor John McGeehan, director del Centro de Innovación Enzimática (CEI) de la Universidad de Portsmouth, y Gregg Beckham, investigador principal del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) en los Estados Unidos. Su estudio se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los científicos encontraron la forma de diseñarla en laboratorio para que fuera un 20% más rápida en la destrucción del plástico. El mismo equipo combinó la nueva versión del PETaza, con la otra enzima, MHETasa, consiguiendo incrementar aún más la velocidad de digestión. El unir artificial las dos enzimas permitió duplicar la velocidad de degradación de los plásticos, juntas se convirtieron en una “súper enzima” seis veces más rápida que la sola Ideonella sakeiensis.
“Nuestros primeros experimentos demostraron que, en efecto, funcionaban mejor juntas, así que decidimos intentar unirlas físicamente, como dos Pac-men unidos por un trozo de cuerda” – John McGeehan, Universidad de Portsmouth.
A medida que los plásticos PET son consumidos y diferidos por la nueva súper enzima, estos vuelven al material original, lo que causaría infinitas oportunidades de reciclar el mismo.
Un problema de magnitudes inmensas
Cada año un promedio de ocho mil millones de kilos de plástico terminan en el océano, todo desechado por el hombre. No hace falta explorar los fondos de los océanos para darnos cuenta de la inmensa problemática, algunas playas en el mundo son completos basureros.
En los últimos años también se ha alertado sobre la formación de “islas basura” en distintas partes, efectivamente estas islas existen, pero la realidad es peor: los microplásticos están presentes en toda el agua.
Los plásticos con dimensiones inferiores a 5mm y conocidos como microplásticos son los que más preocupan a los investigadores. Estas partículas flotantes y, en muchos casos, invisibles al ojo humano deben su tamaño a la exposición al viento, las olas o la luz ultravioleta de artículos más grandes, pero también a la acción del hombre (por ejemplo, las microesferas en productos como exfoliantes, pastas de dientes o detergentes).
Recientemente un equipo de investigadores del Centro de Ciencias del Mar y del Medio Ambiente (MARE) de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad de Coimbra (FCTUC) encontró por primera vez microplásticos en pingüinos antárticos, confirmando que este tipo de contaminación ya ha entrado en la cadena alimentaria marina.
Desarrollos científicos como este son una esperanza a tiempos en los
que nuestro consumismo e inconsciencia se han convertido
en nuestra más grande amenaza
Foto: Brian Yurasits
Funtes: Ecoinventos, La Vanguardia, Proceedings of the National Academy of Sciences
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