03 Oct SURFEANDO HACIA NUESTRO INTERIOR
Adaptarte a la morfología de la mar es una de las formas más puras que hay, a mi modo de ver, de fluir en la vida.
La respiración realizada a plena consciencia, pranayama, es la llave que abre la puerta para acceder a nuestro interior, hacia nuestra esencia. El pranayama es la primera herramienta que utilizamos cuando entramos en estados meditativos en búsqueda de la unidad con el Todo.
Cada pranayama es como una ola de aire puro que te hace renacer. Cuando nos adentramos en la mar y sentimos su poder e inconmensurable serenidad, en la que el único sonido es el de las olas y el de nuestra respiración, conectamos con lo más íntimo de nuestro ser.
Lo superfluo carece de importancia y sentimos cómo nos fundimos con el universo desde una de sus más purificadoras fuerzas, la mar. Traslademos esta sensación a la vida, parémonos a respirar de manera consciente y conectemos con esta sensación de paz, acudiendo con la atención al centro de nuestro pecho (4º Chakra – Anahata), sede de nuestra paz interior.
Tomemos consciencia de manejarnos con nuestra atención, ya que allí donde va la atención va la energía, haciéndonos así dueños de nuestro estado emocional en cada momento; sin que cualquier estímulo externo, cualquier situación de estrés o de baja vibración nos invada y actúe en nuestro lugar.
En el momento en que somos capaces y conscientes de manejar las herramientas para lograr este estado de paz y trasladarlo a la vida, la conexión es una sencilla cuestión de práctica, un hábito que en realidad es muy agradable y, por supuesto, saludable. Es cuestión de ir profundizando en el conocimiento del pranayama, instrumento básico de la meditación, con el fin de ir integrándolo adecuadamente a la vida cotidiana.
Aquí os dejo una meditación sonora, pieza inspirada en nuestro mar interior:
A continuación os comparto un ejercicio sencillo de meditación, que podéis practicar bien sobre una tabla de surf en la mar, o en tierra en un espacio que os resulte afable.
En la mar:
- Sentada/o en tu tabla con la espalda recta ojos cerrados.
En ese espacio cómodo:
- Sentada/o sobre una manta, cojín de meditación o una silla, en asana de meditación Sidhasana, con la espalda recta, hombros abiertos y relajados, barbilla ligeramente hacia el pecho, para lograr que las cervicales se alarguen, sintiendo como si un hilo dorado tirase de nuestra coronilla hacia el cielo…
- Comenzamos a respirar de manera consciente por la nariz, exhalamos por la nariz, muy conscientes de los músculos y órganos que intervienen en la acción respiratoria. Siente cómo te vacías por completo lentamente al exhalar. Como si una ola de aire puro entrara en ti llenándote de vida durante la inhalación y purificándote en la exhalación.
- Mantente un tiempo anclada/o en la respiración.
- Lleva tu atención al centro del pecho, Chakra corazón (Anahata), siente cómo se diluye la atención de la respiración, y ahora pasa a estar en Anahata Chakra, sede de tu paz interior, mantente ahí y sé consciente de que has creado las condiciones para que la paz interior se dé en ti.
Om Shanti,
Aintzane con G de Gloria
Foto de portada: Linus Nylund on Unsplash.
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