02 Abr MANU SAN FÉLIX, EXPLORANDO BAJO EL AGUA
Biólogo marino, buceador y fotógrafo. Lleva años haciendo expediciones por todo el mundo y muchas de ellas, de la mano de National Geographic.
Un referente en la voz y conservación del mar Mediterráneo, lleva décadas estudiando todo lo que yace bajo la superficie marina.
Más allá de todo esto, es un claro ejemplo de que el motor de todo es la pasión de uno mismo.
Mi consejo es que cada uno se haga partícipe de su propio sueño, que cada uno asuma que es de ellos y que no intenten convencer a todos los que están a su alrededor de que lo comprendan.
Su nombre es Manu San Félix y hemos hablado con el.
Surfer Rule: ¿Cómo empezó todo? ¿En qué momento fusionaste la biología, con el submarinismo y la fotografía?
Manuel San Félix: Una buena pregunta. Estudiando biología, heredé una cámara de fotos de un tío mío. Cuando yo era pequeño, me pasaba un montón de tiempo mirando fotos. Los álbums eran el instagram de los 60.
No tenia ni idea de fotografia. Pero un compañero de la universidad que era fotógrafo avanzado, me enseñó. Una tarde en su casa me explicó el diafragma y el siguiente fin de semana me fui con ellos a la sierra y disparé 36 fotografías. Cuando volví, las mandé a revelar y cuando las vio mi amigo, se quedó mirando una tras otra, me dio una palmada y me dijo “Manu, dedícate a esto”.
Por aquel entonces pasó algo entre la cámara y mi persona. Una conexión mágica y personal. Desde entonces, veo todo a través de la cámara. Tengo una gran sensibilidad hacia la captación de imágenes.
Cuando acabé la universidad, me hice biólogo con una cámara entre las manos. Y toda mi trayectoria profesional ha sido así.
“Hay biólogos que hacen biología con un microscopio, cada uno tiene su instrumento”.
S.R: En esa evolución de la fotografía desde que empezaste, ¿qué cambios notas?
M.S.F: El cambio es brutal. Tengo la fortuna de pertenecer a la generación que vivió ese cambio. Cuando comencé, solo haciendo de 12 a 24 o 36 fotos, en las que no sabías lo que fotografiabas… Todo lo que se ha evolucionado desde entonces es increíble y es muy positivo.
La fotografía es muy poderosa. Ahora hay maquinas increíbles que permiten sacar fotos y vídeos prácticamente sin límites y con una calidad bestial.
La calidad está al alcance del que empieza, antes el tener una cámara top, había que ser alguien top o tener mucho dinero, porque era inalcanzable.
S.R: ¿Qué significa para ti sumergirte en el mar?
M.S.F: Lo es todo. Es mi forma de vida.
Yo no soy solitario, no me gusta ir solo a ningún sitio. Sin embargo debajo del agua estoy feliz de estar yo solo. Es en el único sitio que estando solo, , me encuentro a gusto.
Tengo una teoría muy personal y es que la gente siempre dice que el agua no es nuestro medio. Pero, nosotros hemos sido concebidos en inmersión. Todos hemos estado 9 meses de nuestra vida de los que no nos acordamos, en la barriga de nuestras madres. Allí era todo absolutamente perfecto. La temperatura siempre igual, el alimento… Estábamos mejor que en cualquier sitio.
Aunque no nos acordemos, es inevitable que esto no deje huella dentro de nosotros. Nos han gestado para estar en ese entorno. Es imposible que no haya un vínculo muy profundo.
S.R: Has trabajado muy duro para llegar a donde estás. ¿Alguna vez habías imaginado trabajar para National Geographic?
M.S.F: Jamás lo hubiese imaginado. Hoy en día todavía, con las redes, todo está mas cerca. Es increíble y normal que los jóvenes salgan a coger olas. O por ejemplo, es normal irse a Bali a surfear. Eso en mi generación, no era así. Si lo hacías, salías en el periódico.
Por eso, lo que yo quería era muy lejano, y jamás lo había pensado. Pero por supuesto, cuando llegué a lo que quería, me sentí más que orgulloso. Ha sido muy duro. He trabajado muy duro.
Lo que hay detrás de todo esto, el “secreto”, es la constancia y el trabajo. Lo que ocurre es que para poder hacer eso con esa intensidad, tienes que tener un motor, que es la pasión.
Yo siempre digo que hay que hacer lo que nos gusta. Porque mínimo, un tercio de nuestra vida nos lo vamos a pasar haciendo eso. Y luego, de una forma o de otra, nos iremos ganando la vida. Puede tardar un poco más o un poco menos. Pero aunque hagas algo que no te gusta, no te asegura que te vayas a ganar la vida. Para mi lo importante de esto no es llegar a National Geographic, lo importante es que estoy haciendo eso que me gusta.
Yo ahora me tiro al agua y me sumerjo, y sigo siendo feliz, sigo disfrutando exactamente igual que si no estuviese en National Geographic. Si no hubiese llegado aquí, no hubiese pasado nada, soy feliz con la vida que me he montado, la vida que tengo.
Lo que me hace sentir feliz es ponerme el neopreno, empaparme, sumergirme y estar en el mar. Después, tener el logo y la bandera de National Geographic, me llena de orgullo, pero no me hace ser más feliz.
S.R: Y en esta trayectoria, ¿qué fue lo más duro? ¿Te apoyaron en los comienzos?
M.S.F: Yo lo que digo es que los sueños, son para que se los crea uno mismo. Si intentas que se lo crean otras personas, eso no funciona. Es uno mismo el que está solo en esa lucha por conseguirlos, y eso no tiene que enfadarnos hacia los demás.
Mi objetivo en la vida es conseguir ese sueño, y los demás no es que no te apoyen, es que no son partícipes y no lo entienden, y no pasa nada.
Hay muchos ejemplos de personas que han ganado medallas olímpicas y de pequeños les decían, “pero qué estás diciendo”. Es normal que nos digan eso, y no pasa nada. Yo creo que tenemos que tener sueños, pero debemos asumir desde un principio que es nuestro sueño, y el sueño es de cada uno, no se comparte.
Tienes que asumir que en la lucha por conseguirlo, estás tu solo. Por supuesto que las personas que te rodean, que te quieren, siempre quieren lo mejor para ti, eso no siempre significa que te apoyen, y no pasa nada. Después, ya lo verán.
Mi familia antes no lo veía, y ahora están muy orgullosos. No hay que guardar ningún tipo de rencor, hay que asumir desde el principio que es una lucha personal, y el desafío es ir a por ello.
Para mi, lo más importante en esta vida es ser feliz. Ganarse la vida es duro. Ahora es muchísimo menos duro que si nos vamos a la Edad Media; el agua, la comida…hay muchas cosas que tenemos asumidas y antes el ser humano no las tenía.
La lucha y la constancia es lo más difícil. Pueden pasar años que te dan la sensación de que estás picando piedra, y eso me ha pasado a mi, y de repente, si sigues ahí, las cosas van sucediendo.
Lo que ocurre es que si estás haciendo lo que a ti te gusta, te va a costar mucho menos picar piedra.
S.R: ¿Recuerdas alguna expedición en particular?
M.S.F: Todas son muy especiales. Hay sitios por los que puedes sentir cierta debilidad, o momentos mágicos. Solo con National Geographic, he hecho 34 expediciones, pero he de llevar más de 100 expediciones por el mundo.
Siempre me suelo referir a las islas de Diego Ramírez, al sur del Cabo de Hornos. Es un sitio complicado, en el que recuerdo que estábamos allí fondeados, pasamos la noche y pudimos cruzar a Diego Ramírez. Son las islas más al sur del planeta,, antes de llegar a la Antártida.
Es como si estuviese dentro de una caja fuerte. Es difícil acceder y pasar allí un día debido a los fuertes vientos. Nosotros tuvimos la suerte de poder ir y que el mar estuviese como un aceite. Y la verdad es que allí he visto la naturaleza más pristina y virgen que haya visto nunca.
Los olores, los sonidos… son muchos los matices que hasta que no estas allí, no te lo crees. Es muy difícil encontrar un sitio en donde no haya ni un solo trozo de plástico, ni un sonido de un avión… es un sitio que está virgen, puro. Precisamente por la zona en la que está, por ese aislamiento tan duro.
S.R: Y después de este lugar, de lo que tú has visto, ¿qué crees que es lo opuesto?
M.S.F: En el Mediterráneo es en donde se pueden ver los lados negativos más fácilmente, porque es un mar cerrado. Es como si no hubiera ventanas, la puerta de entrada está entreabierta medio metro. Eso es el estrecho de Gibraltar y eso es lo que pasa en el Mediterráneo.
Por eso todo lo que llega, permanece mucho más en el Mediterráneo.
En el Mediterráneo se nota más. No obstante, esto también tiene un pequeño lado positivo, y es que nos permite ver antes lo que se está haciendo mal. Y eso nos la oportunidad, para que en el Mediterráneo busquemos soluciones.
“Buscar el cambio para hacer las cosas bien y que inspire al resto del mundo”.
S.R ¿Cual es el problema?
M.S.F: Lo que hacemos mal, básicamente son dos cosas: la sobrepesca y la depuración de las aguas.
Llevamos décadas pescando sin límites, y los recursos pesqueros están al 90%, sobreexplotados, o casi agotados en todo el mundo. No es algo que digo yo solo, son datos de la ONU.
Otra cosa que hacemos mal, es la insuficiente depuración de las aguas negras. ¿Quien de nosotros, cuando va a la ducha, piensa qué sucede con ese agua?
Ese agua acaba en los mares y océanos. Y en el Mediterráneo se nota mucho antes ese efecto. Tenemos muy poca agua en el planeta, pensamos que hay mucha, pero hay muy poca.
Y es el bien más preciado, el agua es el elixir de la vida. La tenemos que cuidar. Y depurar esas aguas que utilizamos. Porque estamos generando un enorme problema.
Otros problemas son los plásticos. Ya lo sabemos. Nos aportan cosas buenas sí, ahora nos sirve de escudo ante una pandemia, pero ha sido siempre tan bueno y barato que lo hemos utilizados sin límites. No puede ser que utilicemos plástico para todo. Hay que ser racionales, porque nos lo estamos comiendo.
S.R: ¿Dónde crees que reside el cambio?
M.S.F: En tres pilares: la administración, las empresas y las personas.
La administración tiene que legislar. El problema es que la sociedad va muy rápido y la administración va muy lenta. No es una crítica, es una realidad, y la propia administración lo sabe.
Pero es necesario que legisle. No podemos pedir que solucione todo. Lo tenemos que hacer entre todos.
Por otro lado, las empresas. Estas tienen la capacidad de llegar a las personas, y juegan un papel principal. Tienen un poder increíble en la comunicación y el contacto directo con las personas.Y pueden cambiarlas y educarlas.
Y además, nosotros, las personas. Tenemos que educarnos y ser impecables. Tenemos que reciclar la basura por ejemplo, algo muy importante. Tenemos que educar a otros, en nuestro entorno de familia, amigos…
“Somos la solución”
S.R: ¿Cuál dirías que es la clave para tomar acción?
M.S.F: Que cada uno sea impecable. Cada uno tenemos algo que aportar. No hay que excluir a nadie.
El consejo es ser conscientes de que el futuro que vamos a tener es el que vamos a construir nosotros mismos.
Casi todos los problemas vienen por una cuestión de multiplicación. Somos muchos, y todos somos importantes para solucionar esos problemas.
Decir “por tirar una botella de plástico no pasa nada” y todos pensamos así, entonces es que tenemos un gran problema.
S.R: Manu, ¿te gustaría añadir alguna cosa?
Solamente añadir que ahora mismo hay problemas muy serios, pero que también no hay que caer en el desánimo ni en un mensaje apocalíptico. Tenemos problemas graves pero estamos a tiempo de revertir la situación. Tenemos la capacidad de dar la vuelta a la tortilla.
Tenemos que ser conscientes de que no podemos seguir centrándonos tanto en crecer de manera infinita, porque los recursos de la Tierra son limitados. La salud del planeta es nuestra salud.
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