12 Jul 7 MIEDOS DE VIAJAR
La zona de confort, ese maravilloso lugar en el que todo es seguro, donde todo está bajo control, un espacio en el que no existen los miedos y nada puede salir mal, conocemos todo lo que nos rodea y ahí nos sentimos a salvo. ¿Cómo te suena?
Desgraciadamente a mucha gente esta idea le suena demasiado bien, se acostumbran a aquello que conocen y dejan escapar la vida y las oportunidades de aquello que les es desconocido. Un viaje y más en solitario, es una manera clara de salir de tu zona de confort, no sabes lo que encontrarás ahí fuera pero si no lo haces, nunca lo sabrás.
1. Estar solo se convierte en algo que está bien
Vivimos en un mundo en el que en todo momento estamos rodeados de gente, ir al cine sólo o a un concierto son actividades que se presentan impensables para la mayoría. Viajar solo te hace apreciar esos momentos de soledad, estar más en sintonía contigo mismo, te permite buscar la compañía cuando tienes la necesidad y no de manera constante. Pasar tiempo sólo es casi terapéutico, aprendes de ti mismo a diario.
2. No son necesarias las distracciones
Un miedo que va de la mano de la soledad viene de la mano al de estar a solas con tu cabeza, con tus pensamientos, una sensación que asusta a mucha gente.
Viajar te obliga a enfrentarte a esta situación, a reconocer tus pensamientos. Cuando no dispones de dispositivos electrónicos que te distraigan, un libro o tienes por delante 12 horas de tren, es imposible no tener una conversación con uno mismo. La persona comienza a acomodarse a sus pensamientos, a escucharlos.
3. Practicar en la toma de decisiones
Algunas personas son mejores que otras en la toma de decisiones. Hay quienes son líderes y quienes son felices junto a personas que toman las decisiones por ellos. Lo cierto es que cada uno debe de ser capaz de tomar decisiones independientes al resto. Cuando viajas solo no queda otra opción que ser capaz de decidir en beneficio de uno mismo, centrándose en las propias necesidades. Cuando se está solo uno piensa en sí mismo y esta sensación es terriblemente liberadora.
4. De lo que no vas a escapar es de las típicas phobias
Si no te gustan los bichos, te garantizo que encontrarás muchos en tus viajes, es algo de lo que no podrás escapar. De hecho, lo más probable es que compartas con ellos el baño, la habitación… A menos que te quieras dejar el dinero en un super hotel 5 estrellas, no vas a tener otra opción que apreciar su presencia. Además de los bichos, phobias típicas como el miedo a las alturas no podrás evitarlas, debemos aprender a empujar nuestros límites y confiar en nosotros mismos.
5. La timidez no es una opción
¿Te siente incómodo pidiendo ayuda a desconocidos?, ¿eres una persona callada? Cuando estás de viaje, tendrás que preguntar, y a cuanta más gente mejor. Lo más probable es que te veas en la posición de hablar con desconocidos, pedir consejo, hacerte amigo de un local, o sentarte en una hoguera en la playa. Cada interacción te hará sentir más cómodo a largo plazo. No dejes que los encuentros incómodos te obstaculicen. Piensa en que cada persona nueva con la que te relaciones puede dar lugar a una nueva aventura.
6. Desconectar del mundo real
Un miedo bastante frecuente es el de la desconexión, el no tener manera de comunicarse con el mundo exterior, una tienda, un desierto, un bungalow o un festival hippie en las montañas no tiene wifi. La ansiedad inicial y la incomodidad pronto se convertirán en bienestar, el no estar conectado permite disfrutar del momento sin distracciones.
7. Espontaneidad
La espontaneidad es algo que debemos permitir, a pesar de que pensemos que un buen viajero planea su viaje a la perfección, con una lista de lugares que ver, un guía turístico…No siempre se puede preveer todo; un vuelo con retraso, una carretera inundada o una intoxicación alimentaria. Estas cosas pasan. Abandonando la planificación concreta y abrazando la espontánea. En un principio puede ser difícil, pero el objetivo es vivir experiencias innolvidables.
No Comments